Los Verdugos de Paris
Sherlock Holmes descansaba apaciblemente en su mullido sillón frente a la chimenea, mientras leía el Morning Chronicle de ese día, en sus aposentos de Baker Street. Yo, por mi parte, me hallaba ensimismado en profundas vacilaciones acerca de la naturaleza razonadora de mi buen amigo, quien nunca dejaba de sorprenderme. Su nivel de especulación sin duda rebasaba la capacidad de nuestro eficaz cuerpo de policía, y sin embargo, poseía vastos conocimientos de otras ciencias relacionadas con su trabajo. Su mente era una de las más brillantes y calculadoras de la época, lo cual lo convertía en un pensador eficiente y capaz de resolver hasta los más enredados problemas; tal y como lo había demostrado anteriormente en "Estudio en Escarlata" y el extravagante caso de "El Sabueso de los Baskerville", crímenes que, por su naturaleza, parecían imposibles de solucionar. No obstante, mi compañero logró echar luz sobre todos e
Malorie27bybye
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